Por ene tiempo pensé que todo lo malo, en cualquier contexto, sería
malo, y que todas las reglas éticas, en el fondo, son meras
justificaciones a problemas que no quieren enfrentarse de lleno.
Pero ahora me doy cuenta que no.
Que efectivamente, de lo malo puede sacarse algo bueno, como por ejemplo del abandono.
Cuando lo digo así, suena súper feo. Porque el hecho mismo de abandonar es sinónimo de cobardía, de rendirse.
Y sin embargo, ahora, bajo esta atmósfera emocional que estoy viviendo, tiene mucho sentido.
¿Contra qué estoy luchando? Contra recuerdos...
En otras palabras, quiero ganarle a mi propia memoria, ganarle a mi pasado, cuando es éste el que me ha moldeado y me ha determinado.
Es como pelear conmigo mismo, y de hecho, es pelear conmigo mismo.
Y por eso, ya no tiene sentido seguir así, de manera que, lo que me queda por hacer ahora, es abandonar esta lucha imbécil que sólo me ha causado dolor, e incluso, un sentimiento de vacío casi tan grande como la desesperanza.
Hace un par de años, en uno de esos berrinches de adolescente que todavía me siguen dando, prometí cambiar, e incluso le puse un título a la cuestión: "Redempty". Y ahora que lo pienso, es un poco por lo que pasé.
Me redimí bacán: estoy más que orgulloso de ser homosexual como soy... pero, sin querer queriendo, agregué el "empty" al final.
Ese vacío que tenía la palabra terminó inundándome, y siento ahora que es preciso abandonarlo.
La duda que surge es, ¿por qué ahora?
Porque está terminando el año... precisamente por eso.
Una vez el Nico me dijo que eso de hacer una evaluación del año que pasó para no repetir los mismos errores el año que se viene le parecía tonto. Y creo que entiendo su punto de vista. Después de todo, el hecho de que hoy sea 31 de diciembre del 2012 no implica que mañana 1 de enero de 2013 despierte sin depresión. Pero, aunque los cambios no se efectúen milagrosamente de un día para otro, no conlleva que no puedan efectuarse, y pretendo utilizar el abandono del 2012 en tanto final de un ciclo, como la excusa perfecta (y lógica, encajable en mi cabeza de cubo) que me da esperanza para que este 2013 que se viene tenga todo lo que el 2012 no tuvo.
He intentado últimamente, aplicar una nueva filosofía a mi vida: hacer lo que quiero.
Me he dado cuenta que los últimos años no los he vivido para mí, sino que sólo para complacer a otras personas, y en verdad, han sido re pocas las decisiones que tomo porque realmente quiero.
Todo el problema con el Cristian es la epítome de esta actitud, y es que mi altruismo se ahueonó hasta el punto de autoenterrarme en una depresión todo para que él estuviera bien.
El punto es que siento que es re poco lo que me he preocupado por mí. Y por eso, para este 2013 quiero ser el más Asho que cualquier Asho podría ser.
Quiero ser yo mismo. Y gritar, reírme, llorar, pero por mí, porque yo estoy sufriendo, y no porque alguien más lo esté. Quiero bailar, y ser la hueona' enferma que siempre he sido, y que re-pocas veces muestro. "Dedicarme a la buena vida y a la poca vergüenza" como leí por ahí una vez.
Del 2012 salvo sólo a la gente bacán que me tocó conocer.
Si no hubiera entrado a la Universidad ahora estaría metido en un cajón bajo tierra. Y es que toda la gente bonita que mostró interés por mí, y más aún, se encariñó conmigo, muchas veces se transformó en un salvavidas.
En todo caso, creo que es notable mi esfuerzo propio también.
Porque sin haber tocado una sola pastilla antidepresiva estoy saliendo de la depresión, y "tirando pa' 'elante" como dice mi mamá.
Al final, entonces, quedo en eso. En abandonar lo malo. En dejar atrás. En soltar, no sólo mi pasado, sino que también mi presente.
Que venga lo que venga, y es que Perpéculum, por fin siento que la tormenta ya pasó.