Algunas cosas nunca cambian; como el pestillo del primer cubículo del baño, siempre malo, y con una sola técnica para poder arreglarlo -la cosa es tirarlo hacia arriba con fuerza, si no se romperá, y listo, ya cierra-.
Algunas cosas nunca cambian; como los escándalos del tío Ariel, y sus chistes más fomes que los del Meruane, pero que de alguna forma, igual te hacen reír. Y por supuesto, sus discursos motivadores, que a mi, por lo menos a mi, me sirven.
Hoy sentí mucho mejor mientras él hablaba, como esa cosa inspiradora en la güata, esa sensación de que no estoy tan atrasado y de que no todo está perdido para rendir una buena PSU, y obvio la imbecilidad de llegar a soñar con un puntaje nacional.
Le tengo un increíble cariño a ese profe, y me atrevo a decir que es el mejor que tengo hasta el momento -nótese que no soy fanático de las matemáticas-. Me ha defendido, me hace reír, e incluso se moja el potito por sus alumnos; no como la otra señora pelo de uva que le da miedo si le hablan de la directadora...
Otras cosas si cambian; como mi peso, del que me siento asquerosamente avergonzado, y no lo anoto únicamente para no recordarlo dentro de algunos años. Es que en mi caso no existe el sobrepeso, o estoy flaco o estoy obeso. En mi caso, y con respecto a mi peso, no hay tonos grises, en pocas palabras: estoy obeso -aunque esa no es novedad, solo no quería corroborarlo-.
Sin frases o fotos por hoy. El almuerzo ya casi está listo.
te estoy alcanzando: mido 1.55 OEE! shdfhdas, te amo ser no-imbécil de mi codazón <3 ññññé :*
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