#143 (Día del Profe)

Quedan como dos semanas para salir, pero yo todavía no siento esa nostalgia, esa pena, esas ganas de llorar, que debería sentir, y que dije, iba a sentir desde octubre en adelante -primero fue desde el segundo semestre en adelante, pero parece que mi cerebro efectivamente se está retardando-. La cosa es esta, si no aprovecho ahora, no sé cuándo ni cómo sentaré cabeza de que efectivamente 20 días son los necesarios para llegar a guardar en tu corazón a cada uno de tu curso. Mejor me apuro, no vaya a ser cosa después que alguien se me escape.
Empecé el día mal. O sea, no ese mal de tristeza, sino que ese mal de "latíaNanymedijoquebajaraunascancionesysemeolvidó". Así que golpeándome la cabeza contra el teclado de mi notebook, hice que unas pocas se bajaran en menos de diez minutos, para salvar el cóctel de la música suave. Corriendo con lluvia llegué al paradero equivocado pensando que me había atrasado demasiado, cuando en verdad la Ivonne venía en el camino. La cosa es que nos fuimos con la micro arrebalsada de gente, apretujadísimos, pero cerca de la puerta, o sea, fijo que nos bajábamos donde queríamos.
Llegamos allá, y la tía Nany venía recién llegando también, y comenzó el movimiento.
Juro que durante todo ese tramo de organizar, decorar, mover sillas, mesas, acarrear bolsas, me sentí como en estos programas tipo "La casa por la ventana" o "Mis súper dulces 16", donde todo les sale mal a las cabras hueonas, pero la fiesta es la raja igual.
No había música, faltaban manteles, no sabíamos cómo decorar, "¡es que la señora Marta y la señora Patty tienen que llevar sillas especiales!", "¡cuidado con los cables!", "¿Fabián, ¡vas a bailar o no!?". Prettymuchlikearealmess.
El punto es que cuando subieron los cabros chicos, los profes, la Nicole y el Capiche ubicados, y partimos mierda.
Después todos los profes nos aplaudieron y quedaron fascinados y hueás parecidas.
Finalmente, el cóctel que salió súper bonito, simbólico, emotivo, muuuuuuchas fotos, abrazos, agradecimientos, torta, champán, jugo y por su puesto, la infaltable copa quebrada.