Y de las risas del cambio de ropa (faldas por pantalones-pantalones por faldas), pasamos a llantos leves en el electivo, escuchando cómo el profe de música, el tío Mauricio, nos cantaba la canción de los Enanitos Verdes, y tonadas varias que nos hicieron saltar, pero también pensar.
Pensar que queda poco, que ya no es nada lo que falta para terminar, y que efectivamente, esos días que tan lejos uno veía, están llegando.
Es increíble tener una mirada retrospectiva de los hechos, y comenzar a recordar cada minuto que pasaste en tu vida, y cómo este, en mayor o menor medida, se relaciona con el colegio, o con personas que lo integran.
Yo verdaderamente ya no sé qué pensar, por ahora, solo estoy dejando que mis sentimientos me guíen, y si tenemos que llorar, lloramos, y si hay que reír, reímos.
El lunes nos vamos a Valpo, por el día obviamente, y el martes la última lista.
Me llega a doler el estómago escribir eso.
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