14 de noviembre de 2011

#162.

Ohquébotadoqueteníaesteblog, shameonme.
Anyways, estoy a días de salir del colegio. De hecho así como contando bien todo, es una semana y lo que queda de hoy. Contando solo los días que entro al colegio, me quedan cuatro días, y no, no es porque esté haciendo la cimarra, sino que es porque el viernes está esta huevada de la revista de gimnasia, que es como primera vez en la vida que la hacen tan tarde, y primera vez en la vida que la veo tan patéticamente horrible y mal organizada; y el lunes nos estaríamos yendo a Valparaíso como paseo previo a Pichilemu (si, nos vamos a Pichilemu, eso no lo había contado).
Hoy en la mañana, llegamos y la profe Daniela nos había llevado quequitos para comer, y hasta soltó una que otra lágrima por despedirnos. Es rico sentirse así de querido por un profe que nos conoce hace tan poco tiempo, como que en parte da una cierta esperanza de que, los que nos conocen algo más, quizá digan cosas aún más ricas de oír.
En Educación Física me aburrí ene, canté unas veces Dog days are over para el jueves, y al final, terminé en la banca con la Sole y la Ivonne conversando sobre películas que nos han hecho llorar.
Los recreos en general, se me hicieron eternos. Igual que la hora de Historia, donde la profe Nany se dedicó a sacar notas, promedios y cosas varias. En el entretanto le conté cómo me había acercado a hablar con la señora Marta (si, le estoy diciendo señora Marta y no directadora, hoy me cayó bien la vieja), y no nos había puesto problemas para mañana tomarnos la foto del curso.
La siguiente hora fue Biología, donde la profe también se dedicó a sacar promedios, y cosas varias, hora piola, conversamos con la profe, y le dijimos que oficialmente el jueves nos despedimos de ella. Estamos como bien susceptibles al llanto, así que por lo menos yo, no dije nada muy emotivo, por ese miedo a llorar como niñita de nuevo.
En Artes, ahora que lo pienso, no me despedí de la tía Cecy, que es exactamente una de las profesoras que nos tenía desde chicos. Además de seca, tenía una gentileza y una paciencia que no tiene cualquiera. A ella la extrañaré.
Las horas pasaron  lento, pero acá estoy, avanzando, de nuevo. Filo, no quiero seguir con cosas muy filosóficas, que me baja lo mamón altiro. Lo que si, quedé bastante contento con mi capacidad de hablar de mi sexualidad sin muchas complicaciones. Como que cada vez es menos tabú todo, y con eso, crece mi aceptación, y eso lo digo porque hablé con la Danitza, y así como de la nada, terminé contándole que soy gay.

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