Desde que tengo uso de conciencia que he buscado la autodefinición mediante los favoritismos. Evito pensar en esa frase que dice que definirse es limitarse y me defino, me limito, como para medir mi comportamiento, qué sé yo.
El punto es que, en esa línea, cuando me preguntan cuál es mi película favorita, casi como por inercia respondo: "Amèlie", por todo el significado psicológico que tiene para mí. Sin embargo, al escoger sólo Amèlie soy injusto con las demás películas que me tocan el corazón, y me llegan de lleno a la personalidad y a las circunstancias que estoy viviendo.
Howl's moving castle hizo eso conmigo hoy. Me llegó de lleno.
Recuerdo que la primera vez que supe de la existencia de esa película fue haciendo zapping en el Etc (en ese tiempo tenía el Etc) y anuncian, con un muy mal comercial, que el creador de El viaje de Chihiro ha sacado una nueva película: El increíble castillo ambulante.
Ver cómo esa pesada máquina -con una cara un tanto aterradora- caminaba por sobre las montañas entremezclándose con las nubes me dejó con la boca abierta. La voz del tipo que promocionaba la película era la voz del típico infomercial tipo "llame ya" que dan en el Fox como a las cuatro de la mañana cuando ya no tienen más capítulos de Los Simpsons que repetir, y, admito, eso le quitó bastante encanto, aún así, algo hizo click.
De ahí, no supe más de las películas de Miyazaki hasta que el hermano de mi mejor amiga (favoritismo de nuevo) me contó que vendía películas, y me manda esta -enorme- lista donde, efectivamente venía Chihiro y Howl. Por unos cuantos billetes, obtuve cuatro de esa productora que comenzaba a ganarse mi fanatismo.
Recuerdo que la vi, y los paisajes, el dibujo de Miyazaki me cortó. La creatividad del tipo para hacer ambientación, más la música, te embarcan en un viaje exquisito a otras culturas que él mismo, en menos de dos horas, se encarga de describirte sólo con su pincel (o mouse, no estoy seguro si es dibujo digital). Hasta ahí, ok.
Hoy, cuando la vuelvo a ver, me pasa que, le tomo otra connotación absolutamente distinta, mucho más personal.
Últimamente he bajado mucho el ánimo por estos achaques de autoestima que vienen, porque pienso que cuando la gente me dice "viejo chico" no lo dice sólo de cariño, o como talla. Hay algo de verdad en esa afirmación.
Lo mismo que sucede con Sophie, desde un comienzo te deja claro que su autovaloración es prácticamente nula.
"Yo sé que no soy hermosa, y que sólo sirvo para limpiar" creo que dice en algún momento, y de inmediato su apariencia cambia a la viejita amorosa en la que la transformó la Bruja Calamidad.
En el fondo, es sólo la externalización de su propia imagen. Calamidad hizo que las demás personas vieran cómo se veía ella misma. Queda más que claro eso después, cuando toma confianza, salva a Howl y su pelo comienza a brillar, es más joven y radiante.
En mi caso, no sería demasiado distinto. Personalmente creo que también quedaría encorvado, canoso y con la voz cansada. Porque tengo dieciocho pero me siento de cuarenta, con crisis y todo.
¿Cuál es la función de la película, entonces?
El hecho de asumir que, como Sophie, tengo que comenzar a hacer algo con mi vida, tal y como se lo dijo su hermana al comienzo: no puedo pasar toda mi vida haciendo sombreros.
Nunca el viento tiene el mismo aroma, textura, ni mucho menos, la misma temperatura. Este es nuestro único acompañante fiel, esta es nuestra razón de vida. ¿Y si le prestamos un poco más de atención? Como dice Chinoy "Solo en el aire está el motor".
ResponderEliminarPa' vo', botota culiá
Ángel de la cuadra - Chinoy.
https://www.youtube.com/watch?v=9AudfnVhBDc